Otoño de Fotos que miro, me Miran y me Miras

Para un Suspiro

El otoño clava su nombre en la ciudad
veo unas fotos de gente que no soy yo
y así como los veo, ellos me ven a mi.

Cada hoja que cae de la falda del cielo
es un poco de mi que cae al dominio del olvido.
Pero también es un poco de ti, un poco de tus manos
un poco de fantasía dispersa entre tu cintura.

El otoño trae consigo un abrazo de pájaros
me recuerda tocar a tu puerta de vez en cuando,
pasear entre las alamedas tan solo para pisar hojas de delirio
oir de lejos que alguien quiebra una lágrima de sueño.

El viento sopla tu nombre entre las desnudas ramas del tiempo,
los silencios parecen cerrar con scotch la boca de todos,
menos la mía, susurra despacio un secreto a los peces de tu rio
en un extraño delirio que desprende las dudas de lo imposible.

Veo las fotos de más personas, ellas también me ven a mi
y por un momento creo sentirme saciado de miradas vacías.

Me detengo, casí en poscisión fetal, huelo el aroma del agua,
aprieto los puños sobre los muslos; circulo en una melodia
me doy vuelta los ojos para verme los pensamientos
y solo veo la carne de venas de nervios de huesos de piel
de una fotografía que se incendia.

Veo al otoño saludar por la ventana en los autos que pasan
lo veo irse a través del castigo dado por las nubes al sol
y lo recuerdo en las gotas de lluvia que caen de tu cielo.

Al cerrar los ojos sólo una cosa es cierta,
el agua derramada por la musica de tu cántaro
se derrama por mi interior
como si tus hormigas mordisquearan
cada célula de mi carne y cada raiz de mis huesos.