Las Carrozas Asesinas
"El Nuevo Paraíso se llamaba la casa esquina que arrendábamos y, que con el tiempo transformó nuestros esquemas mortales e ignorantes en redes de veneno, muerte y sed. La nuevo Paraíso le decían. De día, los niños jugaban con sus poleras del Barcelona y el Uní-Uní, modelando las tierras pardas y cansadas del esfuerzo en vano y mísero que quedaba de nuestros sueños infantiles. De noche, los guarenes del olvido lamían la sangre de los olvidados, de esos que hasta la estrella más ardiente de la noche cierra los ojos para dormir un Milenio.