Análisis del error ante el problema posterior a un descuido mientras me muevo sin moverme, y sin querer me muevo
ese canto nupcial que en los espejos
deja la huella de sus alas rubias?"
así el conflicto comienza, como una mera casualidad
que se desparrama sobre los delantales de la señorita soledad
estando como un pez en los cielos de la alegria y la tristeza
al igual que los besos del viento crepitan con una hoja, y muere,
secándose en alguna isla extinguida de la mirada
con el mismo pelaje de la indeferencia de una mujer espectral
que seduce al hombre entre los vidrios de dos buses.
Vagando entre las enrredaderas espinosas de la sociedad
se abren olvidades heridas por los cristales fluorecentes
de una aceptación erótica e infantil.
Y el bilis de los sueños
regresa como el inhalar y exalar de la galaxia
como el ir y venir de las olas espumosas de la mar
como una gaviota muerta que se pierde en la inmensidad del oceano,
ahógandose hasta ser devorada por la oscuridad del pensamiento.
Así, me desnudo ante las depravadas bandadas de la tranquilidad
hambriento de eternidad y saciado de amargas flores digeridas,
y no me interesan las borrosas palabras, las intachables verdades,
los terremotos olvidados en los craneos oscuros de quienes duermen bajo la tierra,
es mejor embriagarse de a poco con el vaso de un angustioso presente
que no conoce las voces de sus muertos,
se tapa con el humo del tabaco que nunca
pudo penetrar la tierra para enamorar al sol,
no es posible contemplar la luz sin tornar la mirada hacia las sombras,
sin apreciar el reflejo de las nubes en la penumbra de la tierra,
No sólo orina y mierda crea el hombre
también crímenes atroces contra la imposibilidad de operar su ceguera,
y aún así, no niego la posibilidad de que el vuelo de una imprecisión solitaria
me aserruche las heridas, arrojando semillas a estos cuerpos marchitos
tan sólo para renovarnos el espanto en compañía de milenarios arboles
que desparraman sus semillas de hermosuras por el mundo de nuestros ojos
dándonos cuenta que el terminar de todo empieza en un final
y termina en un comienzo: Pensad en el agua!
¿Qué hacemos todos dentro de este bus impaciente
que nos lleva entre la vida y la muerte?
La vida y la muerte envejecen juntas en su lésbico amorío
tejiendo nuestros caminos con la seda y el agujón de la araña,
oye persona,
que belleza hay en tus gestos cuando mencionas la palabra amor.
Y aún así este caballero sigue mintiéndose a si mismo