sábado, 21 de marzo de 2009

La Bolsa de Pan.


Todos los niños desean, desean ir a comprar el pan

(al menos los que conozco), y no hay veces de veces ni peces

Que almacenen el envoltorio de los vueltos convertidos en dulces

Como si una lógica de la realidad mutara las burbujas de la leche

en una gran lista, en un gran armario donde los niños guarden los vueltos.

El pan nunca da el vuelto exacto, nadie da el vuelto exacto porque no hay vuelto

Pero sí un vuelco, cuando el niño dice vuelvo, voy yendo voy riendo voy siendo,

Los niñitos iban a ser las compras santas y trajeron 20 pesos en chocolates de a diez

Trajeron las gotas de sudor que los cuerpos de harina hicieron al copular dentro de la bolsa

y repropdujeron el milagro de cristo

sin crucifixión, sin caminar sobre agua

al multiplicar los panes y traer chocolate entre los dientes

y al golper las sienes dentro de los ojos en el cerebelo

y al gritar desde la esquina con la boca llena y el corazón latente

hizo de los niños un jardín de mentiras inocentes sin culpa

atemorizó a las hormigas circundantes figuras de seis patas

buscadoras del alimento de su colmena con una frotada mentira

de mentas que desviste al sexo ante una maga de dulce sabor al parto

y se pican la nariz con las uñas sucias y los pies de los dedos inquietantes

como un sueño sin luz donde el único ciego es el sol de todos los días

entre hojas que tapan las venas y nervios que arraigan un sin dirección cualquiera

al igual que las raices y las ramas de un arbol crecen sin un vector que los guíe

dependiendo de la ubicación espacial que se tenga en la tierra, el lado podría

ser una facilidad del abajo y así la palabra que pinta con fuego las cenizas

mostrar esa verdad detrás de la sonrisa de cada niño cuando es vuelto

de pan y dulces comprados,

porque el niño deja de ser niño y es dulce y el dinero es solo mineral bruto

que algunos desean en sus platos para comer.

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