lunes, 15 de noviembre de 2010

trizadura

la azucena ebria deambula taciturna
entre caudales lácteos de rubor violáceo,
su triste espesura corroe pinceles al viento
al trinar acostado en serena postura.

Las libelulas observan desde la esquina
Gritos paridos en la niñez de la muerte
y sus frágiles brazos se quiebran como la sal.

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