La Fiebre
La muerte sorbe el cerebro
a pedazos, a trozos,
a trago de estragos
en el pulso de la fiebre,
se descocen los flujos
y el cuerpo se esparce
Ahí regresa la fiebre,
fría, descalza
con el dudoso dolor
con que nos paren las noches,
con el plácer perdido de los sueños.
Me recorro de a poco
y me pierdo
entre cada sanación
y excreción de infiernos
de parcas filosas
que te sorben la vida
y te forman el cuerpo
de grietas flácidas.
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