domingo, 9 de mayo de 2010

TAAAZZAAAAAA

Alondra: Hola, bello día para masticar soles.
Moneda de peso: No, el sol no se mastica.
Alondra: La gente no mastica lo que no toca.
Moneda de peso: Yo no soy gente, soy no gente.
Alondra: pero masticas al sol.
Moneda: que el sol no se mastica, te digo.
Alondra: Pero tú eres no gente, y puedes masticarlo
Moneda de peso: a decir verdad... una vez lo hice.
Alondra: quizás lo hiciste muchas veces.
Moneda de a peso: ya no lo recuerdo.
Alondra: quizás en ese recuerdo estamos hablando.
Moneda de a peso: Tuve miedo, y ahora estoy contigo.
Alondra: El miedo está en todos nosotros. Ven, come conmigo.
Moneda de a peso: Una vez tuve un deseo, tú estabas en él y eras una niña, una niña saltando la cuerda. Más allá, yo era un anciano ciego, en el momento antes de la muerte.
Alondra: Fue hace tan poco tiempo ya.
Moneda de a peso: Tu reíste y me entregué a tus juegos, tuve miedo.
Alondra: pero estás aqui ahora, conmigo, no tengas miedo.
Moneda de a peso: ¡No entiendes nada! ¡nunca lo haces!
Alondra: Yo puedo protegerte, ven, come conmigo.
Moneda de a peso: no entiendes... he perdido mi deseo, ahora no soy gente.
ahora mastico soles en las mañanas que me queman por las noches, y a lo lejos un sonido a nuez proviene de tu conquista.
Alondra: Es más fácil el silencio. Ven, come conmigo, tu recuerdo es mi vacío.

lunes, 3 de mayo de 2010

mal trabajo de imaginación vulgar.

Y qué pasa pasa cuando nada pasa?

los días son meras migas debajo de la mesa
haciendo compañía a una vieja mancha de sol
guardas tus papeles en el silencio de los pulmones
y escondes el secreto que oyes pero no entiendes.

Desenrrollando el confort de una huellita en la memoria
vas vislumbrando el final de una magia pirata,
y te quedas quieta, ardiéndote de emociòn, como
contando conchitas de realidad en casettes de sueño.
Meciendo los arpegios de un volcán fotocopiado,
como una estrella agria que te embriaga con dulzura,
y te vas poniendo rojita rojita, cerezita tomatito,
hasta contorsionar el peso del calor en los lòbulos
o en una sonrisa leve que se marcha con las hojas muertas del otoño.